jueves, 5 de diciembre de 2013

Ciudadanía - Microrrelato



LA SUMISA



Hace tiempo ya que la tristeza se ha pegado a ella como una segunda piel.

-Abuela, no llores más. El abuelo se ha ido al cielo.

La niña agarra del brazo a la anciana y la ayuda a sentarse

-Mi niña, no lloro por eso. Lo hago porque sé que tú no tendrás mi vida. Tú puedes y debes ser feliz.

-¿Tú no eres feliz, abuela?

Ahora sí, mi niña, porque os tengo a ti y a tus preciosos ajos azules mirándome. Pero verás, mi vida no ha sido fácil. Antes, el matrimonio era para siempre. No importaban los insultos, los golpes y las humillaciones, tan solo era tu marido, el hombre que te dejó a cargo de siete hijos, y tú la esposa sumisa que debía soportarlo todo... pero tú no, me oyes, ¡tú no!

-Abuela, ¿no querías al abuelo?

Quería al hombre que fue tu abuelo, no en lo que se había convertido.

La niña sonríe a su abuela y ambas se funden en un intenso y emocionado abrazo

No hay comentarios:

Publicar un comentario