viernes, 17 de enero de 2014

Romance del Conde Arnaldos

Quién hubiera tal ventura
sobre las aguas del mar,
como hubo el conde Arnaldos
la mañana de san Juan
yendo a buscar la caza
para su falcón cebar,
vio venir una galera
que a tierra quiere llegar
las velas trae de seda
jarcias de oro torzal
áncoras tiene de plata
tablas de fino coral
marinero que la guía
diciendo viene un cantar
que la mar ponía en calma
los vientos hace amainar
las aves que van volando
al mástil vienen posar
los peces que andan al fondo
arriba los hace andar.
Allí habló el infante Arnaldos
bien oiréis lo que dirá
"Por tu vida el marinero
dígasme ahora ese cantar"
El marinero, callando
raudo se volvió a mirar,
pues oyó la voz del conde,
que tanto ansiaba escuchar,
las notas que entonaba,
la mar hacía callar,
y las aves silenciaban,
al escucharle cantar.
El conde, en armonía,
no sabía qué observar,
si al marino de enfrente, 
o al entorno sosegar,
"¡Dichosas orejas las mías
al escuchar tal cantar!"
Ven conmigo al palacio
para a mi ser aplacar 
"Agradecido estoy, conde,
mas ansío resucitar,
para así a más gente,
conseguir enamorar."
Sobre el navío calló,
la luz que le hizo brillar,
al conde ciego dejó.
Ya no había hombre de mar,
solo una galera más.